No todos saben cantar no todos saben ser manzana y caer a los pies de otro

26 de Noviembre

Bar de metaleros con el Profe, Jhonny y dos golfas sacadas del bar de Charly. Me da risa lo sórdido de la situación, nadie lo creería. Antes de los años noventa los discos que se reeditaban en Mexico traducían los nombres de las canciones al español. Los viejos del bar (¡Porkys!) gritan sus peticiones: “¡Creo que estoy paranoico!”, “¡Rompiendo la ley!”. El efecto es muy cómico. Hombres de cuarenta y tantos, cincuenta, con cabello largo y calvas y chaquetas de cuero. El conjunto tocando es igual a lo descrito. Es un bar para viejos que no encajan en los otros bares para viejos. La güera (no recuerdo su nombre) mueve el culo sobre la mesa con la canción de Judas Priest. Quisiera no estar, simplemente no estar, no en el lugar: en ningún lado. Un viejo vomita enseguida de mí, su chaqueta de cuero tiene grasa de automóvil o algo así embarrada por todos lados. Dos viejos parecidos, gordos y calvos, lo sacan del bar. Todo es de color negro y triste.

Hablo con Mariana en la noche y me pongo muy contento, ella tiene una inmensa capacidad para hacerme compartirme a mi mismo. Pensamientos, chistes, transmite alegría y ternura. Pero en la madrugada tengo pesadillas. Un lobo me ataca y devora las entrañas. No siento nada mientras lo hace, dolor, ni terror, hasta que veo que tiene una especie de gesto burlón, grandes ojos amarillos. Despierto arañado otra vez. Se muy bien de que se trataba. Recuerdo esos ojos.

Discuto con mi madre en la mañana. La detesto, ahora puedo aceptarlo desde una buena perspectiva. Nunca me voy a llevar bien con ella ni me interesa. Flor Maria: neonazi de día, judía de noche. Admito que tengo la culpa de la pelea, pero es provocada por su carácter y su manera horrible de pedir las cosas. Después le robo dinero de la bolsa (vilmente) y tras otra discusión no puedo más y se lo regreso. Tengo 22 años ¿porqué hice eso? Eso está bien para los adolescentes. No lo se, antes lo hacia con frecuencia y no me causaba mucho remordimiento. Tal vez siento que me debe algo. Tal vez es esta idea que tengo de que es una mujer avara y mezquina. Últimamente me convenzo más de eso, pero si no sintiera que me debe algo no reaccionaria así. El dinero, lo odio, por eso nunca me dura. Recuerdo que me mandaba a cobrarle a mi padre a principio del divorcio, cuando todavía no reglamentaban la pensión alimenticia. Por supuesto, era algo que necesitábamos para vivir, pero todo esta en la forma. La forma de pedir las cosas de mi madre me desquicia. La forma de dar ordenes, sus pretensiones de clase, su idea constante de que sus hijos la van a avergonzar que mi padre comparte un poquito, cuando menos conmigo (eso a Daniel nunca le tocó de parte de mi padre). Desde entonces o tal vez antes considero el dinero algo horriblemente sucio y mi atracción por el es meramente mórbida. ¡Cochino dinero: ensuciadme! Pero en fin, como dice Belinda: ni Freud ni tu mamá. Nada es para tanto.

Voy a un rave. Patético, nada que decir. La primera media hora fue mortalmente aburrida, estos pinches djs tienen la idea de que deben matar a la gente de flojera antes de prender un buen set. La última media hora estuvo bien; eludo valientemente las drogas que se abaratan por montones. Las pilas (así le dicen en chihuas a las tachas) a cuarenta, treinta pesos. Rodeo al dealer local: si no me ofrecen no consumo. Dan ganas de arrepentirse, pero hay que ser fuertes. ¿I wanna be sedated? Si, pero oyendo a The Ramones, no estos pinches émulos fracasados de Paul Okenfoldcomosescribameimportapito. Ni siquiera tomo cerveza porque me duele la garganta. Toda una victoria.

Toda la madrugada platico sobre física con un amigo ingeniero en mecatronica. Si existe algo peor que yo, es un ingeniero ateo. Nada le asusta, el vacio es más aceptable para el que Dios. Le digo que Dios es un gran invento: el niega rotundamente. Regreso a las cuatro a casa, mortalmente sobrio y dándole vueltas en la cabeza a un hoyo negro y al horizonte de conocimiento. Debe hacer como dos grados bajo cero.

Cuando me voy a acostar pienso en la lección del día: que “los buenos siempre mueren, el mal es eterno, no existen los lineamientos morales, ni Dios ni significado”. A punto de deprimirme o soltarme en llanto recuerdo que la frase entera es de un comic de Spider Man donde el guionista (algún italianete noventero) habla sobre Carnage, el súper enemigo psicópata del arácnido. Que risa, que risa, Dios santo, que risa y que miedo. I Wanna be sedated en la cabeza toda la noche. ¿Será cierto?


30 de Noviembre

-Cuando hablo mal del D.F. la gente cree que lo hago porque soy de Chihuahua. Cuando hablo mal de Chihuahua la gente cree que lo hago porque vivo en el D.F. En parte es verdad pues de otro modo no tendría puntos de comparación. Pero las personas lo toman a titulo personal. Una especie de regionalismo que ofendiera a su especie. No pueden darse cuenta que simplemente las cosas apestan.

- Me llevo ya un poco mejor con mi madre. Gracias a Dios.

-Y cae la primera helada. El sol ciega, es muy fuerte, luz directa hacia los ojos y sobre el cuerpo, pero al mismo tiempo el viento que sopla está a menos dos grados o tres. Y sopla el viento, y unas cuantas hojas rezagadas de otoño dan vuelta. Y de pronto, de pronto todo vale la pena. Vale la pena estar aquí, con estos cerros y este clima, con un olor familiar en la tierra.