A veces la fatalidad de alguno es la justicia divina del otro. Ahora, cuando sienta la soga en el cuello, recordaré que es Dios ajustando cuentas con alguien. Tampoco me sentiré mal por disfrutar a veces de la desdicha ajena.

Comentarios

moria dijo…
De acuerdo, completamente.
YA TE TOCABA ;)
Beu Ribe dijo…
En definitiva tienes razón, bien decía mi abuela...

"todo en esta vida se paga"

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No todos saben cantar no todos saben ser manzana y caer a los pies de otro