El candor del Padre Brown - G.K. Chesterton.


La historia corriente de su conversión era muy conocida en los círculos y pulpitos más puritanos: como, de niño, había sido arrastrado de la teología escocesa al whisky escocés; como se había redimido de lo uno y de lo otro y había llegado a ser (según el modestamente decía) lo que era. La verdad es que su barba blanca y bellida, su cara de querubín, sus gafas deslumbradoras, y las innumeras comidas y congresos a las que asistía, hacían difícil creer que hubiera sido nunca algo tan morboso como un borrachín o un calvinista. No: aquel era el más seriamente alegre hijo de todos los hijos hombres.

Comentarios

Indio Cacama dijo…
así pasa: Caras vemos , de traseros nos perdemos. Lo que sí sucede es que el alcohol produce cierta hinchazón de la cara , lo que suaviza las facciones y hace parecer a las personas bonachonas.
Mariana Orantes dijo…
=) yeahh!!!

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