Sabado 17 de febrero

*- Hoy salí a la Ciudad. Lo escribo con mayúsculas. Como no tengo amigos y nadie me quiere -Yeah, simón- me salí solito con una lata de conservas para patearla en el camino y un paliacate atado a un palo llevando mis pertenecías –otra lata de conservas-. Lo primero fue ir a la Biblioteca José Vasconcelos, la fonoteca en especifico pues ya comprobamos el otro día Mariana y yo lo jódida que esta la superbiblioteca nacional de Foxy A.K.A: “populismo is shit, en mi rancho lo comprobaré”, simplemente buscando el Abencerraje. Le traía ganas desde esa vez a la quinta de Mahler dirigida por Günter Herbig, con la de Berlín para la BBC. Nunca creí en esa mierda de los directores (hey, las partituras están ahí, son muy claras) pero ya la había escuchado con Claudio Abbado –se supone que la de Herbig es más popular, no sé como pasó- y la también sinfónica de Berlín y la diferencia saca de onda. Con Herbig es mucho más dinámico y poderoso de algún modo en los dos primeros movimientos: toda la marcha fúnebre es más terrible según recuerdo que con Abbado, pero el tercer movimiento como que no funciona para Herbig. No soy un critico de música ni mucho menos (tocaba el piano como un animal, dicen los Hombres G) y mis impresionas son subjetivas y supeditadas a una tarde de entusiasmo en la fonoteca recordando viejos mp3 en la laptop descompuesta, y, como dije, nunca creí en esa mierda de los directores, pero la impresión subjetiva así funciona. En Abbado se transmite más fuerza en el tercer movimiento (el scherzo) y en el Adagietto, como si Herbig no supiera lidiar con arpas y otras cuerdas.
Creo que la quinta de Mahler es mi favorita sólo por debajo de la segunda: “Resurrección”. La música clásica no me había vuelto loco hasta que una tarde, no hace mucho -¿un año, dos?- en plena postración espiritual escuché completa la segunda en Radio Universidad y lloré hasta un punto en que tan sólo otra lagrima me hubiera otorgado la redención (cosa que nunca sucedió).

*- Dialogo escuchado a dos darketos “costros” a las afueras del metro Buenavista (léase con acento tepiteño):
-Güey, van a pasar esa la de Naranja Mecánica en el Once
-Ah, simón güey, pero no mames, le cortan un chingo de cosas.
-No mames güey, es que van a comercializar un chingo esa película güey, neta.

*- No debe haber nada mejor que la gente en este mundo. Me encanta la maldita gente, verla, escucharla a hurtadillas. Si dijera que es un instinto voyeur me daría demasiada importancia como el resto de cretinos con diarío. Creo que sólo es fascinante la gente, toda, tanto la que me rodea como la que sólo me circunda orbitalmente de a ratos (¡oh!). Por supuesto, tampoco no hay nada que deteste más que la gente, me desespero fácilmente en las grandes concentraciones (y yo viviendo acá).

*- Escucho un dialogo entre los dueños de un puesto de hot dogs y hamburguesas y los mafiosos que reparten los puestos e intervienen ante el GDF. Es un señor homosexual como de 45 años y una especie de chichifo poco más joven con musculos y panza desarrollados. El chichifo trae cadenas de oro (un ancla de marinero, me parece) y perforaciones en las orejas con un diamante o una piedra o cristal similar en cada una. La señora del puesto le dice que la del otro puesto tiene quince hermanas y las pone todas a vender en la misma plaza, que tiran un chingo de basura por todos lados y por eso los multan a todos, que no les puede decir nada porque al día siguiente llegan con tubos y hombres (tal vez hermanos) y arremeten contra los ambulantes descontentos. Que hasta las niñas de las hermanas venden, aunque sea chicles ,dice. Que eso no es justo.
La señora del puesto les prepara a los intermediarios sincronizadas y hamburguesas. “3 sincronizadas por 10 pesos”, dice el letrero. “Hamburguesas 15 pesos”. El chichifo le dice “madre” a la señora, muy familiarmente. Es esa clase de personas que le dicen “madre” a todas las mujeres mayores e instintivamente me caen bien, posiblemente por la familiaridad del trato que aparece como bondadoso. Aun así se ve que el señor es el que manda, con sus lentes de pasta y sus dientes de platino. La mujer les pasa ¿doscientos? ¿cuatrocientos? con un saludo discreto de manos, cómo en las películas. Ellos traen radios desde donde se hablan los jefes de ambulantes. Descubro que “33” quiere decir "retira tus chivas del lugar porque viene la policía del centro a quitarlos". Ellos siempre lo saben de antemano.
No veía tanta corrupción desde que me detuvo un transito chihuahuense hace un par de meses. Íbamos en una pequeña camioneta Mazda o una chingadera japonesa por el estilo, sólo tres en cabina, pero sin seguro, sin licencia, borrachos como cubas y con placas extemporáneas... más adelante casi nos matamos contra las cadenas de un estacionamiento de supermercado cerrado. Nos dejó ir por cien pesos. No me puedo quejar, de que ya no hay centralismo, ya no hay centralismo...

Comentarios

carlos dijo…
no entiendo lo del chichifo, pero a mi también me cae bien la gente que dice "madre" o "jefa"/"jefecita", aunque sean narcos y hayan matado a diez mil o así.
Es como cuando te caen bien las personas que dicen "patrón" porque sabes que este puto mundo es tierra de injusticias y te sientes mal que digan "patrón" pero el güey al que se lo dicen tiene como mucho varo y así.

...cómo es un dark "costro"?

Aparte tiene razón, van a comercializar un chingo esa película, neta



VAN A COMERSIALISAR UN CHINGO ESA PELICULA, GÜEY, NETA
Seth Dantine dijo…
mañana cumplo años, recuerdas? se que vas a poner cara, de "y porque me tendria que acordar" pero bueno, saludos cuidate y aqui te esperamos en chihuas sale?
moria dijo…
Ja ja ja !!! Casi nos parte la madre el Profe..
Te conté de la vez que me dieron cambio, o de la vez que me esperó el tránsito para ir al Cajero?
De que está cabrón, está cabrón.
AMOTE
carlos dijo…
jajajajajajajajajajajajajaj


VAN A COMERSIALISAR UN CHINGO ESA PELICULA GÜEY, NETA

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