Iglesia, estado y aborto

El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias
orienta las normas contenidas en el presente artículo.
Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley(...)
Artículo 130


"En la generación del hombre, lo primero es lo vivo,
luego el animal, y por último el hombre".
-Suma Teológica II-2 q64/a1

La religión, como diría Leon Bloy, si se toma en serio, es algo vivido y poderoso que influye en todos los aspectos de la vida. Separar la vida publica de la privada en cuanto a religión concierne es una hipocresía a final de cuentas. El tema de la despenalización del aborto está sobre la mesa en estos momentos y ha generado un montón de problemas de origen ético y religioso. Los católicos salen a la calle a protestar contra su despenalización y la izquierda los acusamos de retrógrados. Ellos, los católicos, están en su derecho, más que nada en su deber de salir a la calle e impedir lo que consideran un asesinato. La iglesia, por ese lado, tiene razón. Sin embargo dentro de la iglesia misma hay grupos que se suman al debate desde otra perspectiva. Ahí esta, por poner un ejemplo respecto a los anticonceptivos Católicas por el Derecho a Decidir (quienes no estan afiliadas formalmente a la iglesia y sufren actualmente una fuerte campaña de desprestigio desde adentro). Hay ciertos sectores del catolicismo que ofrecen otra visión, y que su activismo nace también en la base de su fe, que han sido excluidos del debate desde la religión por lo grupos de poder y por la línea de acción dura de la iglesia. En estos momento, pedirle a la iglesia que se retire a una esfera estrictamente privada no es sólo inútil, si no que atenta contra la naturaleza misma de la religión. Como decía, ellos por ese lado tienen razón.

Quien no tiene razón es el Partido Acción Nacional, quien en estos días ha tenido que pagar favores uno tras otro que la iglesia les cobra. Ejerciendo presión política por todos los frentes posibles, o con esa maravillosa idea de las becas asistencialitas-populistas (aunque ellos detesten ese mote) para las madres solteras, arrojando bulas papales por un lado y datos estadísticos por el otro. Pero eso no resuelve el problema. No todos los abortos en este país se dan por la pobreza. Muchas veces las personas no están preparadas para la responsabilidad que un hijo implica por tener una edad muy corta, otras veces simplemente no desean que un hijo crezca sin padre, otras veces sucede que una persona no tendría tiempo, no quiere interrumpir su estilo de vida, sus proyectos de estudio o sus necesidades de realización a las que tienen derecho como cualquier persona. A veces se trata de salvaguardar al niño de un futuro incierto y terrible.
Todas estas situaciones son fácilmente rebatibles desde el lado del Amor, la Responsabilidad y la Solidaridad. Pero aun así los abortos se siguen dando en todo el país y las mujeres siguen muriendo diariamente en lugares clandestinos mientras viven el temor de ir a la cárcel por intentar decidir sobre sus vidas y sus cuerpos.

El asunto es que este país, como está escrito en la constitución, es un Estado Laico. Así lo ha sido desde su conformación constitucional. Acción Nacional cuando decidió constituirse como partido político, y más aun, cuando sus gobernantes tomaron protesta, se comprometieron a gobernar un Estado Laico, a adoptar las formas laicas de gobierno.
En este país existen muchas mujeres ateas, agnósticas, de confesiones no cristianas e incluso católicas que No Creen que el alma se introduce en el cuerpo desde el primer momento de la gestación. La salud publica está garantizada por la constitución de este país –todavía- y es deber del estado legislar para todos los grupos de personas que lo constituyen. Es deber del estado generar opciones de vida para estas personas y despenalizar el aborto. No se puede legislar para un grupo mayoritario con base en creencias religiosas y condenar a prisión a personas que, de todas maneras, decidirán abortar poniendo en peligro sus vidas. La iglesia debe replegarse a sus bases sociales sin abandonar el ambiente publico, promover una educación firme y directa de la sexualidad (independientemente del uso de anticonceptivos o no) y apoyar en grupos a las mujeres embarazadas en situaciones difíciles, siempre y cuando no recurran a la coacción o el chantaje. Explicarles las alternativas a ellas y no negárselas a las personas de otras confesiones, amenazándolas de cárcel en el mejor de los casos y condenándolas a muerte en el peor de ellos.