No todos saben cantar no todos saben ser manzana y caer a los pies de otro

Viernes 02 de marzo

No poder dormir porque me duele la espalda. Te acuestas, te sientas, te paras, te vuelves a acostar, das vueltas, todo se repite un y otra vez. De noche las horas son más largas. Sólo aspirinas en el departamento. Tardan mucho en hacer efecto, cómo millones de años. Para dormir lo mejor es fantasear, cerrar los ojos y cerrarse al exterior. Pensar en cualquier cosa, lo que sea, y mantener la fantasía hasta que empieza a deformarse su orden lógico en las tinieblas de lo irracional. Es que el sueño ya llegó y juega con nuestras cabezas. Como el grabado de Goya exageradamente famoso, exactamente igual, casi se pueden sentir las cosas revoloteando sobre la cabeza.
Pero esta noche no. Esta noche duele la espalda, por dormir antes en mala posición o sentarse frente a la televisión en mala posición o cualquier cosa así. El cuerpo es estúpido y exigente y frágil. Lo que más molesta es no poder estar a gusto, lo que molesta es la maldita lucidez, la maldita lucidez. Se escuchan los aviones y los autos y las ambulancias, los pasitos de las cucarachas, la respiración de los gatos. Los muebles crujen. Detesto que los muebles crujan de noche, cuándo su materia se enfría y reacomoda para sobrevivir a la segunda ley de la termodinámica un ratito más. Si no logro dormir me desintegrare y mis átomos enloquecidos saldrán volando por el espacio en una reacción en cadena y destruirán buena parte de esta galaxia del puro coraje.
Lo que encabrona es la lucidez, la puñetera lucidez. Entiendo porque es que la mitad del mundo quisiera estar sedada permanentemente. Una dosis masiva de diazepam y media botella de ron Flor de Caña arreglarían esto de la espalda. Siento que mis ojos en la oscuridad se ven como el gag en las caricaturas cuando apagan la luz. Los muevo hacia los lados, les doy vueltas, hago bizcos... la horrible soledad. La cama sola y el ruido sordo de todo combinado y alguna mentira. La soledad de noche. La conciencia de la propia soledad de noche. El arrepentimiento de los pecados. La nada. La tristeza. Spleen & cia. Si la soledad jnocturna tuviera rostro serìa una babosa gigante que repta por las paredes y cuya voz es un silbido seco y agudo.

Nunca supe si las aspirinas hicieron efecto. Hacia las seis de la mañana ya no dolía nada pero tampoco podía pensar coherentemente. El sueño también es analgésico. La incoherencia es dulce a ratos. Hoy es un gran día. Tal vez pensar, escuchar la noche, no dormir nos perfecciona moralmente. Justicia, Fortaleza, Prudencia, Templanza las virtudes cardinales. Que vivan las fuerzas diurnas. La razón, la Ilustración, todas esas cosas.