Debido a este post, me pongo a pensar en los cuentos que me gusta leer. En todo caso, en los cuentos que me gustaría escribir (¿y qué?). Decimonónicos, hermosos, poderosos, repletos de humanidad. Personajes complejos que uno podría seguir leyendo durante cientos de paginas pero que eligen cierta limitación no por ello microcósmica, cómo suele creerse, sino simplemente más efectiva.
En fin, ultimamente se me van de largo. Todos los concursos piden menos de cinco paginas, menos de diez, etcetera, y para las siete cuartillas apenas llevo el planteamiento. Por supuesto Chejov ha de tener mucho que decir al respecto, pero escribió la Dama del perrito, Campesinos y Relato de un desconocido. Por mucho, de mis favoritos (aunque no desprecio las series de perros y gatos y pequeños Grichas). En fin, pero la idea aqui es quejarme con la obsesión de lo corto que debe ser un cuento. Hay gente que cree que despues de diez paginas ya e suna novela corta, o que no puedes introducir más personajes una vez que ya has tratado uno por tres cuartillas. Son cosas que ni siquiera tienen sentido, prohibiciones que tienden hacia el prejuicio.
En fin, deberia estar escribiendo un cuento corto en este momento, en lugar de estarme quejando.

p.d:
Luego se quejan de que en latinoamerica los cuentos no venden.

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