Sputnik #12 Diciembre 1978
Un Sobornado - Robert Rozhdestvensky
“Todos los escritores sovieticos están sobornados”. -Así escriben a veces de nosotros en el Occidente.
Estoy cabalmente sobornado.
Sobornado.
Sin remisión.
En sueños
y en la realidad.
Aseguran los sovietólogos:
“Se ha acabado...”
Y sonríen los amigos:
“Pues, mirad”
Me han sobornado los hielos de Kronstadt
azul turquí
y el comandante letón
con su lento hablar...
Me han sobornado
los comisarios de la guerra civil
y las aguas plomizas de Sivash,
el funesto mar...
Y la nieve blanca también me ha sobornado,
el Irtysh,
la buena calma de preguerra,
la sangre de los que se han ofrendado,
cada gota de sangre
de los caídos
por nuestra tierra...
Me ha sobornado una hoguera
que me dio plenitud
y a lo inesperado
me ha dado
la llave...
Los colores bravíos de jojiloma,
el té de Bakú,
y los tranquilos mozos de la fabrica de tractores
de Cheliábinsk...
Me sobornaban
la noche -hasta más no poder-,
la carlinga de helicoptero
y la cubierta vacilante de un barco...
Y una vez,
no sé como,
una mujer
me sobornó para siempre en un instante...
Y desde entonces cada año
lo mido
por la primavera.
Y espero de la vida
mi pájaro azul...
Me ha sobornado la hija
con su genio de fiera,
que no tiene con los padres
nada en común...
Me ha sobornado Rasul Gamzátov
con el damasquinado de su puñal,
el chorro del Angará
con su eterno rumor...
Palanga
y Kizhi
me han sobornado por igual...
Todo lo que sé
y no sé
alrededor...
Me ha sobornado
la palabra naciente
que no se había cambiado aún
en fruslerías.
Me han sobornado
Mayakovsky
y Svetlov
completamente,
y la tierra
que hace realidad las poesías...
Aún todas las hogueras no se han
apagado
y la suerte aun está
por adivinar...
Estoy sobornado.
Hasta las entrañas
sobornado.
Y por ello no se me puede comprar.
(trad de Anatoli Starostin)
“Todos los escritores sovieticos están sobornados”. -Así escriben a veces de nosotros en el Occidente.
Estoy cabalmente sobornado.
Sobornado.
Sin remisión.
En sueños
y en la realidad.
Aseguran los sovietólogos:
“Se ha acabado...”
Y sonríen los amigos:
“Pues, mirad”
Me han sobornado los hielos de Kronstadt
azul turquí
y el comandante letón
con su lento hablar...
Me han sobornado
los comisarios de la guerra civil
y las aguas plomizas de Sivash,
el funesto mar...
Y la nieve blanca también me ha sobornado,
el Irtysh,
la buena calma de preguerra,
la sangre de los que se han ofrendado,
cada gota de sangre
de los caídos
por nuestra tierra...
Me ha sobornado una hoguera
que me dio plenitud
y a lo inesperado
me ha dado
la llave...
Los colores bravíos de jojiloma,
el té de Bakú,
y los tranquilos mozos de la fabrica de tractores
de Cheliábinsk...
Me sobornaban
la noche -hasta más no poder-,
la carlinga de helicoptero
y la cubierta vacilante de un barco...
Y una vez,
no sé como,
una mujer
me sobornó para siempre en un instante...
Y desde entonces cada año
lo mido
por la primavera.
Y espero de la vida
mi pájaro azul...
Me ha sobornado la hija
con su genio de fiera,
que no tiene con los padres
nada en común...
Me ha sobornado Rasul Gamzátov
con el damasquinado de su puñal,
el chorro del Angará
con su eterno rumor...
Palanga
y Kizhi
me han sobornado por igual...
Todo lo que sé
y no sé
alrededor...
Me ha sobornado
la palabra naciente
que no se había cambiado aún
en fruslerías.
Me han sobornado
Mayakovsky
y Svetlov
completamente,
y la tierra
que hace realidad las poesías...
Aún todas las hogueras no se han
apagado
y la suerte aun está
por adivinar...
Estoy sobornado.
Hasta las entrañas
sobornado.
Y por ello no se me puede comprar.
(trad de Anatoli Starostin)
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