On silence

Silence is the unbereable repartee

G.K. Chesterton

Ay, el silencio y sus juegos de palabras,

sesesos, susurros, apenas útiles para este idioma,

ésta lengua barbada

con el ropón llena de parches.


Tesis doctorales sobre el silencio,

ensayos de revista semanal,

reflexiones larguísimas, atribuladas,

calcos de viejas pinturas

con ermitaños sin lampara en un bosque.


El silencio y sus cuatrocientas voces,

sus cuatrocientos mandarines alemanes

con palabras intraducibles explicadas al pie de pagina.


Qué saben del silencio, ni siquiera es el canto del grillo,

la sirena en la noche, el zumbido agudo del agua en el tímpano

que los adolescentes sufren al volver de la alberca,

la soledad en la que piensan sobre una conocida

a quien nunca pueden dirigir la palabra.


Y luego el mar con su roca, espuma y niebla,

el color amarillo, el azul del cielo surcado por gaviotas.

Discuten en las salas de conferencias,

en los congresos de hombres de letras,

el humo de cigarros busca la perfecta sinestesia.


Mientras, allá afuera, se van la vida, los hijos, los monumentos.

Los claros de pasto y ceniza, parques y estatuas,

son apenas artilugios borrosos que nos pasan de largo.


Ante el milagro de la lluvia buscamos el charco, la onda,

la parte que del todo nos brinde respuesta.

Comentarios

Anónimo dijo…
Que padre poema de Chesterton, no lo conocía.
Ahm... El poema es mio, sólo el epígrafe es de Chesterton. Él escribía mucho mejor. Si fuera de Chesterton el nombre iría al final. Pero gracias de cualquier manera.

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