El séptimo sello
1
Resplandores de
anémona,
pende la calma sobre
los seres.
Sigues, sol,
transcursos no humanos,
te nutre el polvo de
nuestra muerte.
2
Y así, nacemos al
mundo,
a la frugalidad del
silencio y las auroras repetidas,
al tiempo y la
derrota.
Partícula tuya,
sol, abrimos los ojos a la tierra presente,
sentimos el viento y
la hierba entre las manos.
3
Sin embargo
viene la discordia
con su manzana verde.
Viene la nada
cantando: soy tu sombra, soy tu sombra.
Viene el dolor como
un perro amigable.
Cada mañana
debemos
jugar ajedrez con el diablo.
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