My head is filled with
Fallen statues
DEATH IN JUNE
Como cada primavera, regresaron las pesadillas. Habían pasado tres años desde que se lo llevaron y, puntualmente, como un reloj, Ulises regresaba en sueños a visitar a su madre acongojada:
Mamá, en el viento hace un calor de peces dorados.
Los mensajes nocturnos que recibía Rosa María de boca de su hijo desaparecido no tenían sentido:
Mamá, Dios es un juguete de la necesidad.
Eran apenas diálogos parecidos a esto, tenebrosos por poseer algún tipo de lógica torcida, pero lógica al fin. Inaprensibles, simbólicos, no tenían un significado exacto y eso la atormentaba.
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