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Mostrando las entradas de marzo, 2018

Terraza Catedral

Dos mujeres que no saben que son lesbianas Tres gringos que hablan de sus aventuras en Amsterdam un hombre escribe en su teléfono celular con tres tequilas blancos encima Estoy solo no sé la autocompasión no me deja analizarme mi dolor es vago o certero en la parte certera no quiero escribir elegías a nadie en lo vago habito yo enteramente yo Hay un muro entre yo y las cosas entre yo y mi mismo no quiero escribir siquiera mientras escribo pero así mato el tiempo, ya que es temprano y cuando aún hay luz de día no sé dibujar aprendí a dibujar en el hospital en el pabellón de oncología era un proceso muy parecido a escribir reducir las personas a gestos gestos amables o gestos malvados que no explicarían nunca la complejidad de una persona ¿Cuáles son mis gestos amables mis gestos malvados? Quisiera reducirme sé, sé de antemano, que el dolor me reduce pero me rebelo Dibújame por favor pero dibújame por dentro aisla mi caos

γνώριμος

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A veces me invade cierta tristeza que no logro justificar Pienso que nunca seré normal Nunca tendré hijos por ejemplo Nunca me casaré Mi cerebro nunca funcionará del todo bien Y la tormenta de su química mal hecha seguirá cayendo sobre mí Dormiré a deshoras Tendré más pesadillas que el resto de la gente Amaré en las peores situaciones a las peores personas Que harán de mi cuerpo y mi espíritu una colección de trizas Y pedazos de papel arrugado ¿Cómo te ves de aquí a 10 años? Me veo muerto pero no quiero verme muerto Pero si no me veo muerto Me veo triste muy triste y no quiero verme triste Pero si no me veo triste Me veo arrogante y a la defensiva ¿Qué puedo dejar al mundo? ¿Cómo podré tener algo que llamamos vida? ¿Qué satisfacción tendrán mis padres de mí? Maricón bisexual extraviado drogadicto escritor de segunda Sobre todo nihilista Ni siquiera me importa ya el destino de lo mío No Nunca seré normal Y aunque sé que no ex
ay, ser este charco de agua turbia

Vitrá

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Una niña golosa de 7 u 8 años detiene una motocicleta de esas que venden pan dulce y le pregunta si tiene tortas o empanadas de queso. Sólo hay pan dulce. Recuerdo que mi abuelo siempre quería darme pan dulce en las noches y mi abuela lo regañaba, pues mi antojo era “salado”. Sonrío, veo a la niña que es hermosa y regordeta, lleva caireles negros y pide un café para su abuela, una anciana de esas que cada día se empequeñecen más y más concentrando toda una vida en un estuche monísimo de arrugas y voz quebrada. Yo quiero pan dulce, señal de que envejezco más rápido que nunca. De pronto un hombre en una motoneta china llega e increpa al panadero, pidiéndole bajo amenazas una cuota de protección y el mundo se reconfigura como es realmente, horrible y mezquino. El mundo allá afuera. El mundo que es nosotros, que nos espera con la lengua de fuera y la saliva en la comisura de los labios. m. una nube con relámpagos (según el Rig-veda 4.10.5; véase el comentario de Iaska al Naighantu