La gente utiliza palabras a diestra y siniestra, les agregan valores, y casi todo el tiempo sin detenerse a pensar en lo que significan. Es culpa, por supuesto, de la gente que lo hace, pero también de los "periodistas" y los "intelectuales". La palabra demagogia, por ejemplo, la utiliza hoy en día cualquier hijo de vecina para describir a cualquier politicucho. Qué tiene de malo la demagogia, podría preguntársele. Jesucristo era un demagogo, Buda, Mahoma, Washington, Hidalgo. ¿Sigue usted su opinión o la de Aristóteles, un griego muerto hace 2300 años que no creía en la democracia? O Peor aun, la opinión de Carlos Loret de Mola. Y democracia ¿es necesariamente una buena palabra? En la polis griega hubo democracia, y esclavos, que entonces iban tan de la mano como democracia y capitalismo hoy en día. ¿Es necesario que esos dos conceptos sigan juntos, en realidad, o es una construcción reciente, de opinión? Populismo, otra de las palabras favoritas de los "analistas" políticos, es la que, debo reconocer, me parece más incomprensible en su utilización. La constitución de los Estados Unidos es populista, pues hace emanar su poder del pueblo. Rousseau también era populista, Roosevelt lo admitía abiertamente. ¿O acaso la soberanía de un territorio depende de sus empresas privadas o de su clase política? Liberalismo, esa también es buena. Basta hacer un pequeño esfuerzo para darse cuenta que la gente lo utiliza en un sentido erróneo. Reciente candidato a la presidencia ofrecía privatizar todas las esferas del estado y llamaba a su partido el único auténticamente liberal. Sin embargo yo no veo que tienen que ver los principios republicanos con la privatización. Al contrario, también me parece que el despotismo puede surgir de la empresa privada y que, con un gobierno comprometido, la división de poderes tan querida de los verdaderos liberales es más fácil que desaparezca en un maremágnum de intrigas e intereses económicos. Además, con tantos monopolios en este país ya hasta duda uno que exista la propiedad privada.
No todos saben cantar no todos saben ser manzana y caer a los pies de otro
Lo primero que muchos dirán de ti es que naciste en un país que ya no existe que fumabas en cadena y bebías el dolor del exilio y la guerra como si fuera un mezcal de azufre Lo digo así entonces rápido y al grano para decir lo que todos dicen para terminar con toda obligación el poema debería ser libre como el águila ¿no? aunque fuese para cantar su inútil caída Porque recordar es un ejercicio tormentoso y tú recordabas noche y día y yo mismo mientras escribo intento apartar con una mano la memoria: la blanca luz del salón de clase en donde tu voz ardiente - etceterá esdrá e më tej and so on - recomponía los mismos sobados versos de nosotros los alumnos para abrir un cofre que este país había sellado bajo capas y capas de petróleo y cal y levitas negras y melodías muertas y atropelladas ¿En verdad era blanca esta luz? -Si el poema fuera mío- ¿pero qué harías ahora si este poema fuera tuyo? el salón sin duda era blanco mas la luz debería tener mejores cualidades o no tener nin
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